La Sismicidad y los Fenómenos Hidrometeorológicos

La evaluación del riesgo desde la perspectiva de la prevención de desastres, ha sido tratada desde la concepción y análisis sistemático de los especialistas de las ciencias naturales con estudios acerca de cada uno de los fenómenos tanto geodinámicos, geomorfológicos, hidrometeorológicos y tecnológicos, tales como terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos, huracanes, inundaciones, accidentes industriales, químicos y toxicológicos, etc., pero desde una perspectiva individual por fenómeno.

Muchos países, en su territorio están conformados por sistemas montañosos, en donde se conjugan factores geológicos, geomorfológicos, estructurales y climáticos que definen zonas geológicamente inestables y ligadas íntimamente a desarrollos urbanos, rurales y de infraestructura civil, y en cierto grado, a la influencia antrópica, particularmente la deforestación y el drenaje. Esto significa que un gran número de habitantes y bienes expuestos se encuentran en una situación de riesgo potencial ante la generación de deslizamientos, flujos de lodos y detritos, derrumbes de roca, así como otros procesos destructivos asociados a zonas montañosas.

En función de la sismicidad, los países están divididos en zonas sísmicas, de acuerdo a su grado de peligrosidad, y en general pensamos que los países y/o ciudades más vulnerables, son los que se encuentran cerca de los límites del Cinturón de Fuego, y en donde la amenaza sísmica es más alta, sin embargo, ningún lugar en el planeta es seguro ante este fenómeno geológico, porque podría haber lugares en donde han ocurrido sismos hace más de 500 años, y en los cuales el periodo de retorno podría incluso ser mayor, y zonas que no se tienen documentadas dentro de los catálogos tanto históricos como de la era instrumental para los estudios de peligro sísmico, y que además, que por su ubicación geográfica y condiciones climáticas y geológicas, también son vulnerables a los fenómenos hidrometeorológicos generados tanto en el océano Pacifico como en el Atlántico.

Un desastre podría ser mayor si se presenta un fenómeno geológico de sismo e hidrometeorológico simultáneamente, porque podrían desencadenar mayores pérdidas económicas y humanas, y más aún, en momentos como la contingencia sanitaria por el COVID-19, en los países en donde actualmente es verano e invierno, como en Norteamérica y Sudamérica, respectivamente, sería aún más complicado.

Con presencia de lluvia, la gran mayoría de las personas se encuentra refugiada, el personal que labora en edificios altos (corporativos) y pequeños, fabricas, hospitales, etc., seguramente no salen a comer, en las escuelas los alumnos no saldrán a realizar actividades físicas o recreativas, las personas que comúnmente caminan utilizarán el transporte público, como el tren subterráneo, sin importar que no sea hora pico, las personas que habitan en casas pobremente diseñadas (adobe, ladrillos o piedra natural) y que se encuentran cerca de taludes naturales y/o barrancas, permanecerán refugiadas, además, en la noche o madrugada y con tormenta y relámpagos, se podrían presentar apagones eléctricos, deslizamientos e inundaciones que podrían bloquear caminos y carreteras.

En el caso de que los materiales de los taludes (laderas) estén saturados, la vibración causada por un sismo combinado con lluvia puede provocar un aumento en la presión de poro y causar pérdida de resistencia o aún licuación del suelo. En suelos sensitivos, las fuerzas sísmicas pueden inducir deformaciones que igualmente reducirán la resistencia al corte y podrían conducir a la falla (de la superficie de deslizamiento), si los movimientos sísmicos son de suficiente magnitud y duración, se podrían presentar amplificaciones extraordinarias por efectos de suelo local, principalmente en donde hay estratos de arcilla compresible debidos a suelos blandos.

En general, aunque los deslizamientos de laderas (taludes) se deben principalmente a fenómenos hidrometeorológicos, tales como huracanes, tormentas tropicales, etc., los efectos combinados con sismos, representan un porcentaje importante en la ocurrencia de este tipo de fenómeno. Los deslizamientos constituyen la tercera causa de muerte relacionada con sismos, después del colapso de edificios y los tsunamis. Según las estimaciones que realizó el USGS, entre 2004 y 2010 se produjeron en el mundo unas 47000 muertes a causa de derrumbes o avalanchas detonados por algún sismo.

Si vives en una ladera, ya sea arriba, sobre o en las faldas ¿Sabes las condiciones de la estabilidad o las condiciones geotécnicas de la misma? ¿Sabes qué medidas tomar si vives en un edificio en donde tus vecinos o tu están infectados del COVID-19? ¿Sabes qué medidas tomar en tu trabajo y/o casa en caso de sismo pero con condiciones de lluvia? ¿Sabes si vives cerca de alguna falla reportada como activa o incluso inactiva?

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Comentarios (1)

Omar Román
Hace 1564 días

Nada más falta que nos caiga un temblorcito 🙂